Nuestra historia
El Rancho del Rey nace del amor, la fe y la compasión.
En 1954, Henry y Anne Moller —una pareja de misioneros estadounidenses con tres hijos pequeños— cruzaron la frontera de México con un corazón dispuesto a servir. Lo que vieron en sus primeros viajes fue claro: niños viviendo en pobreza extrema, con heridas profundas no solo físicas, sino también emocionales y espirituales. En respuesta, y con una visión profundamente movida por su fe, comenzaron a dar forma a lo que hoy es una obra viva: Rancho Del Rey.
En 1956 adquirieron una antigua hacienda al sur de Monterrey, Nuevo León. Ahí comenzó todo. Con manos voluntarias, recursos limitados y una esperanza firme, convirtieron una propiedad abandonada en un hogar lleno de propósito. A lo largo de las décadas, este lugar ha acogido a casi dos mil niños y jóvenes, ofreciéndoles mucho más que un techo: la posibilidad de soñar, sanar y construir una vida distinta.
Hoy, Rancho Del Rey es mucho más que una casa hogar: es un faro de esperanza en medio de circunstancias duras. Es un lugar donde se cree que cada niño puede ser restaurado y vivir una vida abundante. Donde las heridas se sanan con estructura, amor y paciencia. Donde los ciclos de abandono, violencia y carencias pueden romperse… y se rompen todos los días.
A través del tiempo
Desde su fundación, Rancho Del Rey ha crecido de manera constante, sumando dormitorios, equipo profesional, colaboraciones estratégicas, acreditaciones en México y EE.UU., y sobre todo: generaciones de vidas transformadas.
1956 – Fundación de Rancho Del Rey en una antigua hacienda
Décadas siguientes – Expansión en infraestructura y equipo
2011 – Reconocimiento oficial como Donataria Autorizada
2016 en adelante – Acreditación ECFA, colaboración con Back2Back, implementación de programas especializados en trauma
Hoy – Comunidad sólida con enfoque en cuidado del alma, reintegración familiar, formación integral y transparencia
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